Perdidos

Siguiendo con la fotografía voy a hablaros un poco de mi tierra, La Marina Alta. Situada en el sur de Valencia y el norte de Alicante, ahí donde en las noticias estos días han dicho que llovía tanto y donde se pueden encontrar paisajes preciosos. Existe un gran contraste entre la costa, muy urbanizada como toda la levantina, en la que así mismo se pueden encontrar vistas maravillosas como en los cabos de Jávea, y el interior de la comarca, mucho menos conocido. Dejando a un lado el litoral, conocido gracias al turismo de verano de  Calpe, Jávea y Denia, principalmente, voy a presentaros el lado más natural de la comarca, donde se encuentran pequeños pueblos como La Vall de Gallinera (donde, debido a la repoblación de después de la reconquista de Valencia, aun se encuentran rasgos de habla mallorquina), La Vall d’Alcalá, Castells de Castells o la Vall de Laguart.

A pesar de que mi pueblo, Pedreguer, se encuentra más bien cercano a la playa, a menos de diez quilómetros, es casi un pueblo de montaña, asentado en un valle, que podríamos decir que forma junto con otros pueblos como Gata u Ondara, una línea separatoria entre el interior y el litoral y con un paisaje montañoso, como podéis ver en este atardecer desde la ventana de mi habitación. 

Vista hacia las montañas de Sagra desde Pedreguer, fotografía propia

Como hay allí mucho que disfrutar, de vez en cuando hago escapadas con mis amigos bajo cualquier excusa, como ayer. ¿Qué hay por aquí más tradicional que comer “puchero” en domingo? Pocas cosas… Así, decidimos ir a un bar conocido a comer de calentito en la Vall d’Ebo. Como cabía esperar la escapada no terminó con la comida y dimos una vuelta por el interior, disfrutando de la vista y bajando del coche de tanto en tanto hasta que se ocultó el sol. Aquí añado algunas fotos de paisaje tomadas en el momento.

Reflejos en Ebo

En este marco destaca una gran nube espesa que oculta el sol. El astro rey parece luchar contra él para hacernos llegar un poco de su luz por lo que vemos diferentes tonos de azul según los rayos que deja atravesar la nuble. En el centro recorta el celaje una suave colina, un pequeño trozo de campo, a la izquierda unos juncos rojos y a la derecha un poste de la luz que nos muestra que hasta parajes algo remotos se encuentran afectados por la acción de las personas. 

Pero lo que me parece más característico de esta vista y por lo que estuve luchando con la cámara del móvil, es el nítido reflejo del cielo en un pequeño embalse del río.

Mirando hacia arriba en Ebo

Esta vista me parece menos especial que la anterior ya que perfectamente la podríamos encontrar incluso en la capital. Aun así en esta fotografía se sugiere que estamos en un ambiente lugar con los pequeños picos de una montaña de curvas suaves en el límite inferior de la imagen. Fue escogida por cómo vemos el cielo a través de las ramas y cómo parece, en el inferior, que las nubes conformen el follaje de las mismas. 

Puesta de sol subiendo a "El coll de Rates", emborronada por las nubes bajas

 Esta foto me llevó a una ardua lucha para intentar que se viese la luna y la situación de las nubes y la niebla pero la cámara no pudo afrontar mis exigencias.  Era interesante porque, como es normal, el cielo explicaba perfectamente el frío que estábamos pasando. Fue un amanecer frío con el cielo más bien despejado (solo se muestran unas nubes tímidas en otro monte, al fondo) y una grandísima luna creciente. Podíamos ver justo delante de nosotros, entre la montaña en la que nos encontrábamos y las del fondo, una espesísima masa de niebla húmeda que cubría el valle y acentuaba nuestro frío debido a la sensación de humedad.

Desde "El coll de Rates", vista poco urbanizada

Girándonos 180º respecto la vista natural anterior veamos el paisaje de ese trozo de comarca: pequeños núcleos rurales rodeados situados en valles de varias formaciones montañosas.

Refugio forestal