sábado, 8 de octubre de 2011

El Arte de la Vida



Es conocido por todos la época de crisis general por la que el mundo ha estado navegando estos últimos años, y sigue haciéndolo. Podríamos decir que extrañamente, y a pesar de los recursos y la tecnología de las que disponemos en la actualidad, el cine también ha navegado por esos mares.
Me considero una cinéfila activa, a la que aún le quedan muchas historias por conocer y cosas que aprender, pero con cierta base. Aunque en los últimos años hemos podido presenciar creaciones cinematográficas de gran calidad, tales como El Señor de los Anillos, Toy Story 3, Kill Bill, Mary and Max, V de Vendetta o Watchmen (la mayoría adaptaciones de novelas), el cine (y hollywood en especial) se han comercializado mucho; tan sólo con la cantidad de secuelas, precuelas y remakes que han salido este año y que no aportan nada nuevo, se hace ver.  Se ha de hacer cine para todos los públicos, pero también se ha de cuidar un poco la calidad artística.

A pesar de ello, de vez en cuando la factoría de los sueños da vida a una nueva historia mediante la gran pantalla que nos hace recordar porque el cine es considerado el séptimo arte.  Antes de seguir les advierto que, les convenza mi crítica o no, absteneros de ver la película que voy a tratar si sólo ven en el cine un instrumento de distracción y entretenimiento, y suelen aborrecer las llamadas “películas de culto”, como Donnie Darko o Blue Velvet.
Un título alternativo y explicativo a esta entrada podría ser Una película para amar u odiar. Si le han pedido opinión sobre la recientemente estrenada El árbol de la Vida, de Terrence Malick, a un conocido, estadísticamente hay muchas posibilidades de que les hayan dicho que es “un tostón” o algo así como “¡No la veáis ni locos, la gente se reía nerviosa ante lo ridículo que les parecía todo y hasta aplaudimos al terminar, de alivio!”, como me dijeron a mí. De hecho, en la entrada a la sala en cierto cine de Barcelona ya daban una tarjeta de visita como advertencia: "El director de esta película, Terrence Malick, es muy odiado o muy admirado. Si la película le resulta aburrida, por favor, no moleste a los demás y salga antes de transcurrir 30 minutos. Le daremos gratuitamente una entrada para cualquier otro título"



Bien, esto es lo que sabía de la película según las críticas, cosa que despertó tremendamente mi curiosidad. A  demás el tráiler me parecía que no daba pistas sobre el estilo de la cinta así que en cuanto pude me acerqué al cine y la disfruté. Porque la disfruté, y  mucho.
El árbol de la vida es una película que odiar, con un ritmo lento y entrecortado, intermisiones de imágenes digitales … raras, que pueden parecer inconexas, en medio de la historia de los personajes introducidos en el tráiler, predominancia de escenas sin diálogos y varias cosas más que seguramente habrán ayudado mucho a que algunos no entiendan ni sepan apreciar la película.

Más que analizar la película voy a intentar plasmar mi impresión sobre ella, la ganadora de la Palma de Oro de Cannes. No estamos ante una excepcional maravilla artística, pero a pesar de ello opino que es una película hecha  para el placer estético y la reflexión, casi que para incentivar el espiritualismo, lo que me recuerda al arte abstracto, más que para el entretenimiento.  Es cine arte, que se desvincula del cine de entretenimiento al que Hollywood nos tiene acostumbrados.
Es extraña, al salir del cine no sabía que pensar sobre lo que acababa de ver. Sus  138 minutos de metraje se me hicieron lentos, pero aun así creo que, sea de su agrado o no, este largo se puede considerar Arte.  Entrelaza el ciclo de la vida con el del universo en general con la combinación de escenas reales con digitales. En las primeras la historia de una familia numerosa desde el punto de vista de uno de los hijos habla del ciclo de la vida, centrándose en el momento en que un niño empieza a darse cuenta de que el mundo es algo más allá de los juegos, de la aparición de la consciencia y la rebeldía. En las segundas se ilustra el ciclo del universo, la aparición de las primeras formas de vida, desde los microorganismos hasta los dinosaurios, y de la vida de los planetas en sí.
En todo el metraje se cuida de una forma excepcional  la estética. Sorprende como la imagen de unas manos encendiendo una vela puede lucir tan hermosa. La cámara está tan cuidada que en cada segundo todos los elementos del plano parecen tener su lugar exacto para conformar una imagen que disfrutar y apreciar. En los primeros minutos de película uno de los personajes está andando entre rocas de tosca, en un paraje aislado, cuando extiende una de sus manos y roza uno de los montículos. En ese momento lo sentí y juro que aun ahora puedo sentir el tacto de aquella roca en mi mano. [Estremecimiento]
Por otro lado, en las partes sin cámara, me sentí hipnotizada, excitada, atrapada por un mar de colorines que tomaban formas para relacionar la historia de los personajes con la evolución de la vida en el universo en general, como he comentado. No alcancé a entender los comentarios burlones de la mujer sentada a mi lado ya que las imágenes de la pantalla grande me atraparon.
Y a pesar de ello admito que es una película muy lenta, que cansó mucho a mis ojos (tal vez también por la disminución en mi frecuencia de parpadeo ocasionada por la fijación que nacía en mí por cada imagen y movimiento) y que entiendo que a algunos gustos les pueda desagradar profundamente. 
Es una película creada para ver en la gran pantalla que está siendo sobrevalorada y infravalorada, que no pasa desapercibida, que ha levantado abucheos y críticas de todo tipo.

Al igual que deberíamos cultivar el gusto por el arte pictórico, también  se debe cultivar el cinematográfico, de manera que podamos intentar apreciar todo tipo de películas. 
Mi consejo: Intenten verla,  intenten apreciarla y disfrutarla, y como decía aquella tarjeta de visita, si a los pocos minutos ha tenido suficiente levante su culo de espectador medio de la butaca y entre a ver… ¿Con derecho a Roce?

PS. Dejo por aquí un recopilatorio de las escenas digitales sobre la evolución:

2 comentarios:

  1. Simplemente con esta entrada me han entrado unas ganas tremendas de verla. No tardaré mucho en hacerlo. Gracias por abrirnos a otro tipo de cine al que estamos acostumbrados a ver

    ResponderEliminar
  2. Reconozco que no fui a verla, aunque hubo quien me la recomendó encarecidamente. No sé, supongo que hay películas para determinados momentos y el mío no era el adecuado para disfrutarla. Por otra parte, creo que es de esas que uno debe ver en el cine. De todos modos, te recomiendo, también, el cine clásico, te llevaras muy gratas sorpresas. Nada, sigo con el tema de los acentos que no puedo poner...

    ResponderEliminar