Algunos cuando eramos pequeños (o no
tanto) tendíamos a guardar cosas que alguien importante nos había regalado o simplemente
cosas que habían significado algo para nosotros. Me
refiero a lo que guardamos en un cajón, y que al cabo de un tiempo observamos.
Entonces, se nos ilumina la cara y nos vienen a la cabeza multitud de recuerdos
y situaciones vividas, es como observar un álbum de fotos. Para mí es una de
las mejores sensaciones que se pueden tener.
Esta reflexión se me ha pasado por la cabeza
cuando esta tarde una amiga me llevó a la exposición de antigüedades en la
Feria de Valencia. El recinto dedicado a la exposición era una de las naves de
la feria de modo que las obras expuestas resaltaban sobre las tristes paredes
de color gris. Las reliquias expuestas se hallaban distribuidas por “stands” o
casas de antigüedades. Los Stans estaban bien iluminados y atendidos, en todo
momento eras informado sobre la antigüedad sobre la que preguntases, además, el
precio era fácilmente visible en prácticamente todos los productos. Creo que
esta distribución es buena aunque en mi opinión sería mejor distribuir las antigüedades
por tipos o temas, para que así la gente interesada en ellas supiera a que sección
dirigirse.
máscaras africanas
sacapuntas antiguos
En la exposición había prácticamente de todo, desde monedas de
coleccionista hasta muebles antiguos, pasando por muñecas, cámaras de fotos,
instrumentos, pinturas, ropa, pósters, relojes, joyas e incluso cera. Lo que
más me ha llamado la atención han sido los teléfonos, máquinas de escribir y
cámaras antiguos. Estas cosas me gustan porque han evolucionado mucho y
actualmente se siguen usando y al ver el cambio me da algo de nostalgia.
Sin
embargo, lo que menos me ha gustado es que las cosas parecían estar
amontonadas, y sus propietarios habían vaciado sus casas para deshacerse de
todo lo que pudieran. Otra cosa que no me ha gustado, ha sido que en algunos
“Stans” se exponían obras que antiguas y muy bien pintadas junto con obras que no
se ni como clasificar.
Yo os recomiendo esta visita si os gusta
coleccionar cosas o queréis alguna antigüedad.
Un último consejo, aquello que os ha hecho u
os hace feliz, guardadlo para siempre.
Parece mentira la vinculación afectiva que podemos establecer con un objeto, pero ahí está. También es cierto que no ha todo el mundo le pasa. Yo suelo guardas recuerdos asociados con personas... aunque reconozco que en algunos momentos me da un arrebato de limpieza, muy liberador, y arramblo con todo lo que se me ponga por delante. Es también muy sano.
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